Así conviven las generaciones en la empresa

Pertenecer a un equipo donde colaboren jóvenes entusiastas e independientes y adictos a las nuevas tecnologías junto a profesionales senior escépticos, pragmáticos y equilibrados puede ser un éxito, si aprenden a cooperar.





La convivencia generacional es un elemento enriquecedor para los miembros de un equipo pero la diferencia de mentalidad, de enfoques y habilidades, si no se gestiona correctamente, puede desembocar en graves conflictos laborales.







Según un estudio de Randstad, la mentalidad de los miembros de la Generación X, que han vivido la transición hacia la democracia o la recesión económica de la década de 1990, no tienen nada que ver con los jóvenes entre 20 a 30 años, que nacieron en una sociedad cuyo desarrollo y crecimiento económico parecía imparable. Sin embargo, un buen líder debe comprender la forma de pensar de todos sus trabajadores para alcanzar los objetivos marcados:





Generación Z o Newton: Se trata de jóvenes que han crecido entre ordenadores y videojuegos. Ven a los jefes como a iguales, porque esa es la enseñanza que han recibido, así que les cuesta recibir órdenes arbitrarias o autoritarias. Son profesionales especializados en áreas profesionales y orientados a obtener resultados rápidamente.





Generación Y: Se caracterizan por su optimismo, ese es su punto fuerte. Han sido educados para respetar la autoridad, colaborar en equipo, trabajar con ahínco y ser multifuncionales.





Generación X: No se dejan intimidar ante los directivos. Estos trabajadores son escépticos, adaptables, independientes y pragmáticos. Además, necesitan un equilibrio entre su vida profesional y laboral.





Baby Boomers: Están muy preparados para servir, conducir y orientar al equipo. Son personas muy optimistas, aunque a lo largo de su dilatada experiencia han desarrollado una relación amor-odio con su jefe.





Para Raúl Millán (Randstad), no sólo es importante que el directivo sepa agrupar a su equipo conociendo las particularidades de cada edad, sino que "cada miembro debe conocer su misión, qué lugar ocupa en el grupo y la meta común, que no es otra que obtener beneficios en la cuenta de resultados".



Conociendo esos detalles, es más complicado que unos trabajadores pisen el trabajo de otros.





Pilar Jericó, socia directora de Be-Up, propone dos alternativas para evitar que los expertos de más edad, pero menos arriesgados, pongan trabas a los junior. Por un lado, conviene lograr que el equipo trabaje unido.





Esa posibilidad es viable si los detractores del proyecto innovador no frenan la toma de decisiones. Por otro, se puede dividir al grupo entre futuristas y estructurales, si es imposible que se pongan de acuerdo.





FUENTE: http://www.expansion.com

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