Comenzando con tu propio negocio









Ser emprendedor y comenzar tu propio negocio está cargado de valentía, pero no podrás hacerlo solo. Aquí te damos algunas sugerencias para dar los primeros pasos.




Primeros pasos para ser emprendedor



¿Piensas comenzar con tu propio negocio o emprendimiento? Pues no se trata sólo de reunir dinero y comprar la maquinaria. Si tienes un plan desarrollado, bien calculado, listo para ponerse en ejecución puedes adelantar algunos pasos, pero ya sea que lo tengas o no, hay algunos buenos consejos que los grandes emprendedores han querido compartir con los jóvenes y deseosos futuros empresarios.





Lo primero a definir es el tipo de negocio, su producción, sus necesidades (incluyendo costos e inversiones –maquinaria, materia prima, entrenamiento, educación, todo lo que fuera necesario-) y comenzar a esbozar un plan adecuado. Luego, o quizás incluso al mismo tiempo, pero ya con el proyecto al menos pensado, estos son los trucos que hicieron a los grandes millonarios de hoy lo que son:





Buscar un mentor



Hallar un mentor, una fuente de inspiración, un modelo a seguir y del cual aprender no es un paso menor. El mentor es como un buen padre para un hijo: es el que te guía, confía en ti y te anima a seguir adelante en tu camino, con un ojo atento por sobre tu hombro para advertirte de los obstáculos y animarte a sortearlos.





Hallar un mentor puede ser algo complicado, por lo que debe prestar atención a la elección. Puede ser un exitoso referente de la industria, del sector o del rubro de tu interés, e incluso de un rubro distinto, o bien un coach o asesor profesional. Debe ser alguien a quien admires, con buenos conocimientos, y con ganas y disposición para ser tu mentor. Recuerda: se trata de un ejemplo, de un modelo, y no del maestro titiritero que “te dirá qué hacer”.





Los buenos críticos



A menudo solemos ser demasiado indulgentes o demasiado estrictos con nuestras propias ideas y proyectos. Por ello, debes confiar en críticos conocedores para evaluar tu proyecto, o el avance y desempeño del mismo.





Los críticos que elijas (conviene que sean en número impar, tres o cinco, ni más ni menos) han de ser objetivos. Si tienen competencias o fuertes sentimientos hacia ti, ya sean de envidia, odio o ira, o también amor, enamoramiento u otro similar, no podrán juzgar adecuadamente tu labor en las mayores de las probabilidades. Será mejor confiar este análisis crítico a personas recomendadas, pero desconocidas, cuya labor sea la de hacer análisis o bien cuyo oficio nada tenga que ver con el tuyo, pues esto sería una invitación a la envidia profesional que no deseamos encontrar.





Inversores o participantes



Si tienes inversores dispuestos a colaborar en los inicios de tu actividad o negocio, asegúrate de establecer claramente las pautas de su presencia. No es lo mismo si tienes un socio capitalista (es decir, alguien en tu mismo status que ha aportado dinero) que un inversor (alguien que sólo ha aportado dinero).


De igual modo, el inversor regular y el inversor accionista tendrán una participación en la toma de decisiones empresariales, mientras que el inversor silencioso no posee participación (ni opinión) en la actividad de la empresa, sino que funciona como un inversor a plazo fijo: ha depositado tanta cantidad de dinero, tal día se le devolverá X cantidad de dinero.







Asegúrate de establecer las pautas, de modo de no tener más opiniones de las necesarias, pero también recuerda que un sabio emprendedor sabe escuchar, valorar y estimar las opiniones de los demás, pues nunca se sabe cuál de ellas, aunque incorrecta, sea la simiente para una nueva y brillante idea de negocios.

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