El trabajo de un emprendedor es muy solitario en ciertos momentos. Por ello, cualquier emprendedor necesita recibir estímulos externos que refuercen su motivación y que le indiquen que está en el buen camino. En este sentido, los estímulos pueden proceder de diferentes fuentes. Por ejemplo, a través de los clientes. Existen clientes que realmente, son muy agradecidos y manifiestan la felicitación sincera por el trato recibido o por la calidad de los productos. Las felicitaciones y las palabras agradables son energía positiva.
En caso de que el emprendedor haya tenido acceso a algún tipo de financiación, entonces, también siente un estímulo externo que le refuerza a la hora de llevar a cabo su sueño. Los estímulos pueden ser positivos o negativos. Cuando la voluntad es verdadera, entonces, no se derrumba ante la primera barrera sino que se fortalece de una forma directa. Conviene estar atento a los estímulos para poder valorar también la evolución del negocio o del propio talento personal. Un premio también puede ser un estímulo excelente.
Fuente: http://empresariados.com/
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